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El hombre que se hizo millonario gracias a McGwire

Un día como hoy, 27 de septiembre, pero de 1998 -hace 20 años-, Mark McGwire se metía a los libros de historia tras conectar su cuadrangular 70 de aquella temporada; imponiendo un récord para más cuadrangulares en una sola temporada.

Aquel soleado día domingo, McGwire conectó el cuadrangular ante un repleto (antiguo) Busch Stadium. La víctima fue el lanzador Carl Pavano, de los Expos de Montreal.

Sin saberlo, ese día será uno que marcaría la vida de Phil Ozersky; un investigador científico que trabajaba en aquel entonces en la escuela de medicina de la Universidad de Washington.

Ozersky no se perdía los juegos de los Rams de St. Louis (equipo de la NFL), pero en aquel entonces decidió asistir mejor a ver jugar a los Cardenales de St. Louis. El pensaba que podía ver historia aquel día, pero jamás creyó que sería parte de ella.

En aquel entonces, Ozersky ganaba alrededor de $30,000 dólares al año, vivía con su novia y otro amigo en una casa de tres habitaciones que rentaban.

McGwire conectó el cuadrangular que lo metió a los libros de historia en la séptima entrada. La pelota fue a dar al jardín izquierdo, donde se escapó de las manos de dos compañeros de Ozerksy y terminó quedando en sus manos.

Inmediatamente después del home run, los oficiales de los Cardenales rápidamente intentaron que Ozersky les devolviera la pelota. Le ofrecieron cambiársela por un bat, una pelota y un jersey; todo autografiado. La única petición del fanático fue conocer en persona a McGwire. La respuesta fue tajante y concreta: no. Ozersky se quedó con la pelota en su poder.

Nadie imaginaba lo que estaba por venir. Tres meses y medio después, la pelota fue subastada por $3.05 millones de dólares y ahora pertenece al dibujante de cómics Todd McFarlane (creador del famoso enemigo de Spiderman, Venom y del antihéroe Spawn), quien tiene una colección de pelotas de béisbol con las que se han roto o impuesto récords.

En conclusión, la negativa de BigMac y los Cardenales hizo millonario a un hombre. Y pensar que en ves de los 3 millones, se iba a quedar con souvenirs autografiados que, obviamente, son valiosos pero no llegarían a valer tanto.

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